La mayoría de los marcos existentes tienden a querer descartar la situación actual en favor de una nueva cultura corporativa, desechando así lo mejor de lo que ya existe. 

Es necesario un nuevo paradigma para la gestión del cambio porque cambiar la cultura de una organización es una contradicción en sí misma. Esto se debe a que las culturas actúan para preservarse y proteger su propia existencia viva. Así que en lugar de ver el cambio como una "cosa" que se opone a la continuidad, se considera como una diferencia. Las organizaciones buscan el cambio para preservar la empresa, la rentabilidad, la cuota de mercado y la competencia básica. La razón para cambiar ciertos aspectos es evitar cambiar en otros. En resumen, las organizaciones deben conciliar el cambio con la continuidad para preservar una identidad en evolución. 

La nueva metodología se centra en el diagnóstico de las tensiones entre la cultura empresarial actual y la ideal. Estas tensiones se manifiestan como una serie de dilemas. El nuevo enfoque para la gestión del cambio consiste en conciliar estos dilemas. El compromiso por sí solo es insuficiente.